«Los jóvenes ignoran sucesos como el de Tiananmen. La Historia oficial ha sufrido distorsiones.» Habla el autor de «Años de prosperidad», novela prohibida en China
Día 21/06/2012
En
un futuro tan cercano como 2013, China vive su época de mayor esplendor
mientras Occidente se hunde por culpa de la peor crisis económica del
capitalismo. Como si habitaran en el «mundo feliz» de Aldous Huxley,
los chinos se entregan a sus pasiones consumistas satisfechos por el
progreso que ha traído el Partido Comunista. Pero hay unos cuantos
«apestados» que no parecen disfrutar del bienestar general y echan en
falta un mes que, misteriosamente, ha desaparecido de la Historia. Nadie
lo recuerda ni aparece en los periódicos, revistas y libros de la
época, cuyas ediciones digitales han sido manipuladas por la propaganda.
Bajo esta fascinante premisa, el escritor Chan Koonchung construye una fábula a medio camino entre la ficción y el ensayo político y económico. Prohibida en China, su novela Años de prosperidad (Destino)
ofrece una lúcida reflexión sobre este país que está cambiando el
planeta gracias a sus más de 1.350 millones de habitantes. Un mercado
con el que sueñan las multinacionales de todo el mundo y al que se
aferran Estados Unidos y Europa para salir de la crisis.
«El régimen se ha ganado a los intelectuales y los compra»
En
«Años de prosperidad» describe a la sociedad china de 2013, cuando vive
uno de sus momentos más prósperos pero no recuerda un mes de su
reciente Historia. ¿Qué ha olvidado la China de 2012?
En China hay un olvido del pasado. La gente joven ignora incidentes como el de Tiananmen o la Gran Hambruna (1958-61)
porque la Historia oficial ha sido prefabricada con desinformación y
distorsiones de la memoria. Por ejemplo, quienes sufrieron la Revolución Cultural (1966-76) tienden a idealizarla. Los chinos prefieren no hablar de lo malo.
¿Cuándo tuvo la idea de escribir «Años de prosperidad»?
«Sin libertad política, el siguiente en ser perseguido puedes ser tú»
¿Cuál es la «droga» que hace a los chinos más felices y confiados en su futuro?
Una
de las nuevas «drogas» es la reconstrucción y modernización de las
ciudades, que suelen ser a lo grande, para llenar de orgullo al pueblo.
Los chinos que vuelven del extranjero aseguran que Europa o Taiwán
se han quedado estancados y se congratulan de la modernidad de sus
ciudades. Los chinos se maravillan ante todo lo nuevo, mientras
destruyen su pasado, que ha sido borrado por 60 años de dominio
comunista.
¿A los chinos les han lavado de verdad el cerebro o prefieren evitar problemas?
Muchos
chinos intentan convencerse de que no hay mejores alternativas, pero
también hay gente que conoce las líneas rojas que no se pueden
traspasar. Por su parte, los ricos se están beneficiando del sistema,
pero todos quieren emigrar a Occidente.
¿Y qué pasa con los intelectuales? ¿Por qué no hay más voces críticas como la del artista Ai Weiwei?
«Quienes sufrieron la Revolución Cultural tienden a idealizarla»
¿Es posible la democracia en un país tan gigantesco y poblado?
La
clase media está creciendo y muchos de sus miembros quieren votar, pero
necesitamos más intelectuales críticos. Ahora la gente protesta por sus
derechos cuando se infringe la ley. Esto sería impensable hace 30 años,
pero no se están demandando derechos políticos, sino sociales. La
cuestión es que nadie quiere una revolución: China no puede permitirse
las consecuencias que tendría. Cada día hay más gente de clase media que
piensa que una democracia a la occidental es inviable en China, en
parte por culpa de la crisis. A medio plazo, nos guste o no, el ascenso
del actual régimen chino es imparable, porque hay tantas multinacionales
con tantos intereses económicos que no se irán de aquí. No sé qué
ocurrirá en el futuro pero, a largo plazo, soy pesimista sobre el ser
humano. En los años 20 surgieron los fascismos europeos y, una década
después, los nazis tomaron el poder en Alemania. Quizás China no esté
tan alejada del fascismo italiano, portugués o español.
La
crisis financiera global y los problemas de solvencia de las
democracias en Europa han debilitado a Occidente y fortalecido a China.
¿Cómo puede afectar esto a la Humanidad?
«Una democracia a la occidental es inviable en China»
¿Cree que su libro podrá ser publicado algún día en China?
No
creo que mi libro se venda en China. Una página web que comercializaba
copias ilegales sufrió grandes pérdidas porque tuvo que retirarlo por
orden de las autoridades.
¿Ha tenido problemas para vivir en Pekín después de este libro?
No. Además, si quiero escribir sobre China, tengo que vivir aquí.
¿Quién es más feliz: el que conoce la verdad o el que cierra los ojos?
Conocer
la verdad es una opción. No culpo a la gente que se olvida del pasado,
pero los intelectuales deben recordarlo porque es su obligación.
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