viernes, 9 de octubre de 2015

El Estado Islámico y la Guerra de Siria según Loretta Napoleoni.

ENTREVISTA A LORETTA NAPOLEONI TRAS LA INTEREVENCIÓN DE RUSIA EN SIRIA (8-10-2015)  Clicad el enlace.   

Noticias y articulos anteriores 

Loretta Napoleoni: "El Estado Islámico sabe que la violencia extrema vende" 

Fuente: ABC, 11-3-2015

La periodista y politóloga italiana presentó en Madrid el libro El fénix islamista, donde analiza la génesis del EI y las razones que han llevado a su rápida expansión

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Abu Bakr al-Baghdadi, máximo líder del Estado Islámico
«Occidente ha delegado la gestión de la guerra de Siria en sus aliados del Golfo y estos no han gestionado bien la situación. No se puede delegar nuestra política exterior en otros países, porque es algo que nos afecta. El Estado Islámico está muy cerca de Turquía, del Mediterráneo», asegura Loretta Napoleoni.

Loretta Napoleoni
La periodista y politóloga italiana sostiene que ha sido el conflicto sirio el que ha permitido que el grupo Estado Islámico se extienda y se fortalezca. «Al-Baghdadi, actual líder el EI, tomó una decisión genial al ir a la guerra civil que tenía lugar en Siria para buscar dinero de los patrocinadores, que procedían de países como Arabia Saudí, Qatar y Kuwait. Y con él reconstituyó el grupo», explicó Napoleoni durante la presentación, en la Casa Árabe, de su libro «El Fénix islamista. El Estado Islámico y el rediseño de Oriente Próximo» (Paidós).

...Napoleoni explicó las diferencias del EI con respecto a otros grupos terroristas como Al Qaeda, cuyo principal objetivo era Estados Unidos, «muy lejano para la población de Oriente Próximo». Al contrario de lo que le ofrece el grupo liderado por Al-Baghadadi, cuyo afán es la reinsturación del califato. Un objetivo que supone la creación de un Estado que quiere extenderse entre la capital de Irak a Israel. «El próximo objetivo del EI es conquistar Bagdad», señaló.
Este punto demuestra además, que las ambiciones del EI no son solo de carácter religioso sino político. Una política nacionalista que les permita recuperar el territorio y el esplendor del Islam.

Gran desconocimiento

Esto hace que el proyecto del EI se sienta de manera más cercana por una población que está disconforme con los sistemas políticos que la gobierna. Además de subrayar los errores de Occidente, entre los que destacó la ignorancia de los militares, las agencias de seguridad y los periodistas de lo que estaba sucediendo en Siria e Irak; se refirió a los fenómenos coyunturales que han alimentado la reorganización del EI, como la Primavera Árabe «que demostró que la población quería un cambio de regimen, principalmente democrático». Sin embargo, matizó, el proceso ha fracasado en todos los países, excepto en Túnez, «donde el índice que escolarización y de estudios es mayor».
Pero la captación de seguidores no se circunscribe únicamente a los países de Oriente Próximo, sino que se extiende a países de Occidente -el propio Manuel Valls ha reconocido que el número de europeos que se podrián afiliar a este grupo podría ascender a 10.000 personas en 2016-. «En estos países los jóvenes musulmanes no llegar a sentirse ubicados. No aceptan la cultura de sus padres pero tampoco la de Occidente. Ahí es donde el EI se presenta como algo suyo, una experiencia patriótica y anti-imperialista».
Napoleoni, que cuando ofreció a su editorial de Nueva York la idea de este libro no fue muy bien recibida -«me dijeron que saldría en ebook, y sería muy pequeño. Hoy el texto ya ha sido traducido a 20 idiomas»-, advirtió que para poder enfrentarse al EI hay que conocerlo y darse cuenta que no tiene nada que ver con otros grupos terroristas: «Tenemos que estudiar el fenómeno como una modalidad nueva, cuya parte más visible son los vídeos de propaganda pero que representa algo mucho más serio, con un programa a largo plazo».



Para la periodista italiana, responsable de títulos como «Economía canalla» o «Democracia en venta», el Estado Islámico es un fenómeno moderno y muy pragmático. Es capaz de utilizar la política del terror, extendida a través de las redes sociales y la sobreexposición metiática de sus crímenes -sabe apreciar que la violencia extrema vende como noticia-, acompañado por el secretismo que rodea a su líder, un programa social y un discurso nacionalista. 

«Si el EI, utilizando el terrorismo como medio para hacerse con el control de territorios, y reformas políticas y sociales para ganarse el consenso popular, logra la construcción de un nuevo estado, un estado que el mundo quede obligado a reconocer, habrá demostrado lo que todas las organizaciones armadas reivindican: que sus miembros no son delicuentes sino enemigos empeñados en una guerra asimétrica para derrocar regímenes ilegítimos, tiránico y corruptos», señala Napoleoni en su libro.

Por qué funciona el Califato

El Estado Islámico posee unas características que ningún otro grupo armado yihadista ha tenido jamás: pragmatismo y modernidad. En 12 meses, tras extender sus fronteras y consolidar su territorio, es el referente indiscutible de esa ideología


Fuente: EL PAÍS, 27 de junio de 2015. 

Era de esperar que, con motivo del primer aniversario de la creación del Califato, el 29 de junio, sus seguidores cometieran algún acto terrorista. Y el modelo ha sido el mismo de los últimos 12 meses: varios atentados de naturaleza y escala distintas en Occidente y en Oriente. En Europa no es necesario un nuevo 11-S ni una nueva masacre de Atocha, basta con decapitar a un hombre en Lyon, “en nombre del Estado Islámico”, para causar el pánico entre la población. En Túnez funcionan mejor las matanzas de turistas, mientras que en Kuwait, Yemen y Arabia Saudí, la modalidad escogida es la de las bombas en mezquitas chiíes.

El motor detrás de todos estos atentados son las palabras dirigidas por el Califa hace un año a la población suní mundial: “Este es vuestro Estado, venid a construirlo y, si no, haced todo lo que podáis, estéis donde estéis, para apoyarlo”. Desde entonces resuenan en todo el mundo y hacen crecer el número de adeptos. Muchos han viajado al Estado Islámico para combatir al enemigo, y el mayor contingente procede paradójicamente de Túnez, el único país en el que la primavera árabe ha triunfado. Pero también en Arabia Saudí, Yemen y Kuwait aumenta el número de jóvenes que desean incorporarse al EI, y de ahí los frecuentes ataques contra los chiíes en esos países.

Otros artículos de la autora:
Un nuevo sistema de terror
La tercera guerra mundial

A un año de su nacimiento, la capacidad de seducción del Estado Islámico es mayor que nunca. Un hecho preocupante que nos obliga a reflexionar sobre el porqué de sus éxitos.

Con unas fronteras flexibles, capaz de captar reclutas en el ciberespacio, interceptar comunicaciones por satélites y modificar nuevas armas, el Califato se parece más a Star Trek que al Afganistán del Mulá Omar y Osama bin Laden.

El Estado Islámico posee unas características que ningún otro gupo armado yihadista ha tenido jamás: pragmatismo y modernidad. El Califato sabe explotar los puntos débiles y los fuertes del enemigo. Una táctica napoleónica que, en 12 meses, le ha permitido extender sus fronteras, consolidar el territorio y convertirse en el icono indiscutible del movimiento yihadista mundial.

Sus generales proceden del Ejército y de los servicios de inteligencia de Sadam Husein

La dirección del EI conoce muy bien al enemigo, porque pelea contra él desde 2003. Los generales del Califato proceden del Ejército y de los servicios de inteligencia de Sadam Husein. Muchos fueron adiestrados por los occidentales al inicio de su carrera, durante la guerra entre Irak e Irán. Todos se quedaron sin trabajo tras la conquista de Bagdad, cuando Paul Brenner, el virrey del nuevo Estado, despidió en bloque al Ejército y la policía. Aquel fue el primer error. Aunque el Pentágono había sugerido solo una depuración, los aliados chiíes convencieron al vicepresidente norteamericano Dick Cheney de que echara a todos. En el vacío creado, Maliki, primer ministro hasta 2014, transformó el Ejército iraquí en un batiburrillo de milicias chiíes, y Al Zarqaui, el líder supremo de los yihadistas, se quedó con los mejores estrategas de Sadam Husein. Como consecuencia, en poco más de 10 años, la situación se ha ido al traste, el Califato combate con un ejército muy preparado, e Irak está en manos de bandas armadas de chiíes exaltados.

Jack Keane, uno de los artífices del refuerzo de tropas estadounidenses de 2007, está de acuerdo con este análisis. Coinciden también los norteamericanos que se encargaron de formar mandos y entrenar a los soldados en el uso de las armas más modernas. Muchos llevan años diciendo que el nuevo Ejército iraquí ha vendido en el mercado negro gran parte del arsenal bélico proporcionado por Washington. Se calcula que el coste para el contribuyente estadounidense ha sido de 42.000 millones de dólares, un dinero decididamente mal gastado.

El segundo error es pensar que los drones y la moderna tecnología de reconocimiento proporcionados por Estados Unidos bastan para que un ejército de incompetentes y corruptos pueda ganar la guerra. La conquista de Ramadi, a las puertas de Bagdad, lo confirma. Después de imponer el silencio en las redes sociales durante semanas, el EI tomó la ciudad por sorpresa durante una tormenta de arena que cegó a drones y satélites. Una oleada de atentados con bombas en carros de combate abrió un agujero en las defensas iraquíes y permitió a los yihadistas izar sobre los tejados la primera bandera blanca y negra. Los soldados iraquíes salieron corriendo, igual que el verano pasado en Mosul, y abandonaron uniformes y armas sobre el terreno.

En Palmira han garantizado agua y electricidad, y también hospitales y escuelas

Otra equivocación es pensar que la población del Califato no le da su apoyo porque se siente conquistada y oprimida por el enésimo poder dictatorial. En Palmira, una ciudad cuya riqueza está en las ruinas grecorromanas, las autoridades del Califato, después de ejecutar en público a los leales a El Asad, se han dedicado a garantizar las infraestructuras básicas —agua, electricidad—, pero también hospitales y escuelas, y han permitido a los comerciantes que vayan a Raqaa a abastecerse.

En los grandes centros conquistados en el último año, como Mosul, el Estado Islámico busca el favor de la población con una política de normalidad cotidiana y muestra una gran flexibilidad ante las exigencias de cada comunidad. En Faluya, en 2014, la bandera del Califato no se izó hasta semanas después, mientras negociaba las condiciones de gestión de la ciudad con los jefes tribales. Esa estrategia está dando frutos tanto dentro del nuevo Estado como en el exterior. Por ejemplo, para reclutar a mujeres musulmanas occidentales, se les ofrece una vida doméstica tranquila y una buena situación social al lado de un héroe yihadista, padre fundador del Califato. Para las que prefieren combatir, existe una brigada armada totalmente femenina, y para las que, como Sham, una médico maliense, desean seguir ejerciendo su profesión, hay ambulatorios y hospitales solo para mujeres.

Tanto en Irak como en Siria, el arma de captación más refinada del Estado Islámico es el aliciente nacionalista en contra de los regímenes dictatoriales chiíes y sus aliados occidentales. Por desgracia, Occidente no ha comprendido todavía que el fundamentalismo religioso ha sufrido una mutación genética. Quienes se dejan seducir por él se introducen de golpe en una experiencia única: la creación de la primera nación-Estado suní, la materialización de la utopía política musulmana. Por eso, para entender la capacidad del EI para atraer a hombres y mujeres en el exterior y obtener el consenso popular en su interior, deberíamos hablar de patriotismo, más que de terrorismo.

Un año después de su creación, el éxito del Califato y los fracasos de la coalición mundial en su contra están ligados a la novedad del fenómeno Estado Islámico, que a los que quieren destruirlo todavía les cuesta comprender.

Loretta Napoleoni es economista.

Las reclutadoras del Estado Islámico

El proyecto estatal yihadista necesita mujeres para dotarse de estabilidad social. Un grupo de musulmanas se encarga de alistar adeptas entre las jóvenes occidentales utilizando Internet como herramienta

 El Estado Islámico promueve el derecho a construir una nación, el Califato, con el antiguo mensaje de “casa y hogar”, de modo que alienta a sus militantes a casarse y procrear. Pero las mujeres escasean y se impone, por tanto, la necesidad de una campaña de reclutamiento rica en ideales nacionalistas y repleta de anuncios matrimoniales. Su objetivo principal son las musulmanas occidentales. Y lo cierto es que resulta más fácil reclutar a mujeres criadas en Occidente que a las de los países árabes o en vías de desarrollo. Las primeras son más activas en las redes sociales, la palestra ideológica más frecuentada por las futuras heroínas yihadistas —y en la que se produce también buena parte de la radicalización de los hombres—, y, en consecuencia, más fáciles de rastrear y engatusar. Pero, sobre todo, las occidentales son más cultas e independientes, características que las hacen especialmente sensibles al proyecto nacionalista así como propensas a abandonar a sus padres, parientes y amigos para entrar a formar parte de la nueva nación. Entre estas se encuentra Fátima, una joven australiana de 20 años, antigua estudiante de Biología, establecida en Siria a finales de 2013, que tuitea “el nuestro es un proyecto patriótico, el nacimiento de una nación y nosotras somos las madres de la patria”.

 Muchas de las artimañas que el Estado Islámico utiliza para seducir a las mujeres son similares a las técnicas de seducción empleadas en la Red por los pedófilos. Las víctimas son siempre jóvenes, preferentemente adolescentes, que pasan mucho tiempo en Internet, por lo que están muy familiarizadas con todas las redes sociales: Twitter, Instagram, Facebook, YouTube, etcétera. Quienes las reclutan, sin embargo, no son hombres sino un puñado de mujeres jóvenes, todas ellas occidentales procedentes de distintos países, que conocen a la perfección la psicología femenina musulmana porque la comparten. Su cometido es engatusar a sus coetáneas y convencerlas para que abandonen el consumismo y la cultura occidental y se embarquen en una aventura patriótica junto a un guerrero, o mejor dicho, junto a un héroe.

De adoctrinar a las inglesas se encarga Asaq Mahmood, exestudiante de Medicina de Glasgow, procedente de una familia paquistaní, radicalizada sin salir de su habitación a través de vídeos de propaganda islámica. Fue una de las primeras en abandonar a su familia y en unirse a las filas del Estado Islámico. Lo hizo todo por su cuenta, sin ayuda de ningún reclutador, y cuando llegó a Al

Raqa se convirtió de inmediato en la voz femenina del Califato.

Asaq es habilísima en el uso de las redes sociales como herramienta de persuasión y seducción; dependiendo de la psicología de su presa, compone poemas nacionalistas o divulga recetas de cocina de Oriente Medio mejoradas con ingredientes occidentales, como crepes de harina de grano tierno con Nutella. Antes de su huida tenía un blog en el que iba contando día tras día su propio proceso de adoctrinamiento, un diario valiosísimo para la lucha antiterrorista. Al leerlo, no cuesta darse cuenta de que su autora no es solo una chica inteligente que se sentía incómoda en su propia piel, sino que posee también una racionalidad completamente occidental y un espíritu de independencia adquirido en los pupitres escolares de Escocia. Características que la indujeron a buscar la respuesta a sus interrogantes existenciales en la Red.



Si el Califato no es capaz de emparejar a sus guerreros, el sueño podría fracasar

Los primeros pasos de todos los seguidores occidentales del Estado Islámico, mujeres y hombres, tienen lugar casi siempre en el universo cibernético y están motivados por la búsqueda de una nueva identidad, por la necesidad de dar un sentido significativo a sus vidas. La seducción del Estado Islámico, en el caso de Asaq, se produjo a nivel intelectual, la militancia la ha transformado en la heroína de una aventura patriótica, el Califato, la primera auténtica expresión concreta de la utopía política musulmana, un sueño idealista que lleva siglos serpenteando entre las familias musulmanas y con el que todas las generaciones acaban tropezando.

Es muy probable que Asaq haya recurrido a esta narrativa nacionalista para reclutar a las tres adolescentes británicas que en el pasado mes de febrero emprendieron su propio viaje hacia Al Raqa: las dos quinceañeras Amira Abase y Shamira Begun, y Kadiza Sultana, de 16 años.

Una táctica diferente, en cambio, es la que aplica, en el caso de las musulmanas de Ceuta, Loubna Mohamed, de 21 años, a la cabeza de una red de reclutamiento española. Loubna era una maestra de jardín de infancia, que se esfumó de repente para reaparecer unas semanas más tarde en las redes sociales. Desde Al Raqa, Loubna habla a adolescentes con menor nivel educativo que Amira, Shamira y Kadiza, a muchachas con sueños más sencillos, para quienes el matrimonio es la meta más importante de sus vidas.

Sin que se den cuenta, la seducción de estas cenicientas islámicas, encarceladas por su madrastra occidental, se produce paradójicamente a través de la manipulación de las herramientas clásicas de las fábulas europeas. La mujer de carrera, que se codea con los hombres en los Consejos de Administración de las grandes empresas, es una imagen repugnante, como repugnante resulta la idea de acabar siendo una solterona. Eso se intuye claramente en los mensajes que desde Al Raqa lanza Loubna. Y el adoctrinamiento funciona. En Ceuta, con una población de 85.000 habitantes, 15 familias han denunciado la desaparición de adolescentes, un porcentaje altísimo.

Es difícil establecer con exactitud cuántas son las mujeres occidentales engatusadas y seducidas por las reclutadoras del Estado Islámico; los ingleses sostienen que son unas 550, pero estas estadísticas solo tienen en cuenta aquellos casos de desapariciones divulgados por las familias. Por ejemplo, en Reino Unido las chicas desaparecidas oficialmente son 20, pero se sospecha que las familias de otras 40 no han denunciado su desaparición.

En Alemania se estima que son 100 las mujeres que se han marchado con destino al Califato, algunas con maridos e hijos, pero la gran mayoría solas. La franja de edad más común es la que oscila entre los 16 y los 27 años, y entre ellas se cuenta Fatma, desaparecida en diciembre de 2013, con solo 17 años y milagrosamente hallada por sus padres en Siria.

La reclutadora de las mujeres musulmanas alemanas es una compatriota suya que se hace llamar Muhajira, emigrante. En su blog, titulado Una verdadera heroína, discute simultáneamente de los fundamentos del islam y de fábulas de amor con héroes yihadistas. Describe el viaje a Al Raqa como un libro ilustrado, repleto de aventuras y descubrimientos.

Las técnicas de seducción son similares a las empleadas en la Red por los pedófilos

Últimamente, la llegada de nuevos reclutas masculinos —se calcula que en los últimos 12 meses han llegado desde Europa 6.000 jóvenes— ha obligado al Estado Islámico a acelerar el programa de reclutamiento de novias. Así han nacido sitios web como ask.fm, en el que los futuros maridos publican anuncios matrimoniales, el match.com yihadista. En julio, el Estado Islámico ha abierto incluso una agencia matrimonial en Al Bab, una aldea en la provincia de Alepo, y recientemente el califa, Al Baghdadi, ofreció a las futuras parejas vivienda y 1.200 dólares de dote.

La importancia de la mujer, a estas alturas, va mucho más allá de la necesidad de procrear, para convertirse en un elemento fundamental de estabilidad social. Del mismo modo que la condición de solterona resulta repulsiva para las mujeres, para el guerrero el estar sin esposa ni familia es señal de fracaso, y a juzgar por los comentarios en Internet de yihadistas jóvenes en busca de una mujer para casarse, también de una condición frustrada de hombre. Quién sabe, tal vez la primera auténtica crisis social en el seno del Estado Islámico acabe produciéndose a causa de la desproporción entre hombres y mujeres en su seno. Si el califato no es capaz de emparejar a sus guerreros, el sueño nacionalista podría fracasar. Una realidad surrealista, que podría ayudarnos sin embargo a encontrar una nueva arma contra este. La política de “casa y hogar” no es novedosa, y fue también uno de los cimientos de la aventura nacionalista en Europa y América. Los nuevos Estados nacen de las familias que constituyen los pilares de su sociedad. Sin ellos, el Estado no puede existir.

Loretta Napoleoni es economista.

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